La agresión contra la mujer es un fenómeno que se ha presentado desde tiempos remotos, pero a partir del año 1980 este abuso se ha incrementado, siendo así el más cometido en el mundo, este hecho se ha caracterizado por el comportamiento violento presentado en muchas ocasiones en un contexto familiar y/o laboral que no discrimina estratos ni culturas (Pineda, D.J., Otero, P.L, 2004). Esta problemática social incluye agresiones físicas, sexuales, psicológicas, además de la amenaza del abandono, humillación socioeconómica y violación al derecho de la integridad, ocasionadas por un miembro de la familia y en ciertas ocasiones por personas consideradas con mayor autoridad en comparación a la víctima, en este caso a la mujer quien en la mayoría de ocasiones permite y justifica la agresión como algo que ella considera sin importancia, engañándose así misma ya que no le atribuye relevancia ni consecuencias a futuro. Esta problemática puede presentarse desde la niñez en la familia, en la juventud en el noviazgo, hasta llegar a la adultez en la convivencia marital.
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